Se ha realizado el primer estudio de etiquetado de pescado en Brasil y las pruebas de ADN han revelado que más del 17 % de las especies muestreadas estaban etiquetadas erróneamente. Según denuncia Oceana Brasil, los motivos pueden ser varios: desde una simple confusión de nombres al intercambio de especies por otras de menor valor o menos deseables por parte del vendedor.
El estudio, publicado en Fisheries Research, explica que hasta hace poco tiempo, Brasil carecía de una lista oficial de nombres de especies comerciales, lo que dificultaba el control o el control del etiquetado de los productos del mar. En 2015, el país adoptó una lista que emparejaba el nombre común de un pez con una designación de especie científica, lo que ha permitido realizar este estudio.
“Es alentador escuchar que el gobierno de Brasil ha adoptado el monitoreo de ADN de sus mariscos comerciales y nombres de mariscos estandarizados, como muestra este estudio”, señala Kimberly Warner, experta en fraude de mariscos y científica senior de Oceana. La prueba de ADN se completó como parte de un programa en el que oficiales del gobierno confiscaron 255 productos pesqueros de los 14 estados brasileños, así como productos importados de ocho países. De las 200 muestras identificadas con éxito al nivel de las especies, se encontró que 44 de ellas estaban mal etiquetadas.
El marcado múltiple ha sido el más común de los casos en que un nombre comercial se correlacionó con múltiples especies similares. “Es interesante ver cómo permitir que varias especies se vendan bajo un nombre parece promover el etiquetado erróneo”, ha añadido Warner que ha abogado por la regla de “un nombre, un pez” de los Estados Unidos, ya que ayudaría a eliminar la ambigüedad en el etiquetado de los mariscos.
Oceana considiera que la tasa de fraude en Brasil es un reflejo de lo que sucede en el promedio global ya que en 2016 la organización ecologista realizó un estudio en el que reveló que alrededor del 20 por ciento de 25.000 muestras de pescado de todo el mundo fueron etiquetadas incorrectamente. “Las especies mal etiquetadas son a menudo pescados caros que se sustituyen subrepticiamente por especies más baratas, menos deseables o menos saludables. Esto es malo para los consumidores y dificulta que los científicos y los funcionarios supervisen y hagan cumplir adecuadamente las leyes de ordenación pesquera sostenible”, denuncia Oceana.
Pero el fraude del marisco no es un problema insuperable. En Europa, las iniciativas de rastreabilidad y transparencia, unidas a una mayor atención del público, redujeron las tasas de error de 23 a 8 % en un lapso de 12 años. El estudio de Fisheries Research probablemente represente un paso efectivo para abordar este problema en Brasil.
Fuente: www.industriaspesqueras.com