A través de su Sistema Mundial de Información y Alertas Tempranas (SMIA), la FAO advierte que la enfermedad altamente contagiosa causada por el virus de la tilapia de lago (TiLV) se está propagando entre las tilapias silvestres y cultivo.
Aunque este virus no supone un riesgo para la salud humana, se considera que tiene un gran impacto potencial en la seguridad alimentaria y la nutrición, dado que la tilapia es el pescado más importante para el consumo humano en todo el mundo.
Hasta ahora, la enfermedad ha sido confirmada en cinco países en tres continentes: Colombia, Ecuador, Egipto, Israel y Tailandia.
La FAO señala que el brote debe ser tratado con preocupación y que los países importadores de tilapia deben tomar medidas apropiadas de gestión de riesgos, como intensificar las pruebas de diagnóstico, hacer cumplir los certificados sanitarios, implementar medidas de cuarentena y desarrollar planes de contingencia.
En su alerta, la entidad aclara que todavía no se sabe si la enfermedad puede transmitirse a través de productos congelados de tilapia, pero es probable que el TiLV pueda tener una distribución más amplia de lo que se conoce actualmente, y la amenaza que representa para la tilapia a nivel mundial es significativa.
La FAO recomienda a los países productores de tilapia estar atentos y seguir los protocolos de los códigos de salud de animales acuáticos de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) cuando comercialicen tilapia. Asimismo, deben iniciar un programa de vigilancia activa para determinar la presencia o ausencia de TiLV, la extensión geográfica de la infección, y para identificar los factores de riesgo que pueden ayudar a contenerlo.
Además, alienta a los países a lanzar campañas de información pública para aconsejar a los acuicultores -muchos de los cuales son pequeños propietarios- sobre los signos clínicos del TiLV y los riesgos económicos y sociales que plantea, y sobre la necesidad de informar mortalidades en gran escala a las autoridades de bioseguridad.
En la actualidad, el brote de TiLV está siendo vigilado activamente en China, India e Indonesia, y está previsto que lo mismo suceda en Filipinas. En Israel, se espera que una investigación epidemiológica retrospectiva determine factores que influyen en las bajas tasas de supervivencia y la mortalidad general, así como la importancia relativa del TiLV. Paralelamente, una empresa privada está trabajando en el desarrollo de una vacuna viva atenuada para el TiLV.
La FAO continuará monitoreando este virus, y trabajará con los gobiernos y socios en el desarrollo y búsqueda de recursos que puedan explorarse para ayudar a los países miembros de la FAO a tratar el TiLV, cuando los soliciten y sean necesarios.
La organización enfatiza que se requiere más investigación para determinar si el TiLV es transportado por otras especies de peces y por otros organismos, tales como las aves piscívoras y mamíferos, y si puede transmitirse a través de productos congelados de tilapia.
La enfermedad muestra una mortalidad muy variable, y en Tailandia ha afectado hasta el 90 % de las poblaciones. Los peces infectados a menudo muestran pérdida de apetito, movimientos lentos, lesiones y úlceras dérmicas, anomalías oculares y opacidad de la lente. Como hay una prueba de diagnóstico fiable para TiLV que está disponible, la FAO recomienda su utilización para descartar al TiLV como el agente causal de mortalidades inexplicables.
A principios de mayo, la Red de Centros de Acuicultura de Asia y el Pacífico (NACA) publicó una advertencia sobre de enfermedad causada por el TiLV y la OIE publicó una Tarjeta de Enfermedad. El WorldFish Center también publicó este mes una hoja informativa con el título: TiLV: qué saber y hacer.
Según datos de la FAO, la producción mundial de tilapia, tanto de acuicultura como de captura, en 2015 ascendió a 6,4 millones de toneladas, con un valor estimado de USD 9.800 millones, y el comercio mundial movió USD 1.800 millones.
Noticia relacionada:
– Un virus emergente amenaza cultivos de tilapia en la región Asia-Pacífico