¿Cómo se sabe si una merluza está fresca? Pues como siempre se ha dicho: si las agallas tienen un color vivo y sin mucosidad, la carne está firme, y el ojo, convexo, brillante y con la pupila negra son señales de que no ha salido hace mucho del mar. Pero esas indicaciones dejan demasiado margen a la interpretación, aparte de que se requiere mucha pericia para calcular a ojo (humano) el nivel de frescura que presenta el pescado. La cosa cambia si eseojo tiene visión artificial, y en escasos minutos es capaz de determinar si se trata de una merluza de categoría extra, A o B.
Esa tecnología ya existe. La presentaron ayer en Avilés Fedepesca(Federación Nacional de Asociaciones Provinciales de Empresarios Detallistas de Pescados y Productos Congelados), el centro tecnológico del País Vasco AZTI y la lonja avilesina, las tres patas del proyectoCategorización objetiva de frescura de merluza en primera venta, cofinanciado por el Ministerio de Agricultura y el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP). El resultado de esa iniciativa es un dispositivo, todavía en fase de desarrollo, capaz de detectar de inmediato la calidad de la merluza. Porque las pruebas se han realizado con ejemplares de dos kilos de esta especie. ¿Por qué merluza? Porque es el pescado que más se comercializa en España, pero nada impide que en el futuro sirva para clasificar otras variedades que se descargan en las lonjas.
Fin de la subjetividad
Como explicó ayer una de las investigadoras de AZTI, Idoia Olabarrieta, «se trata de darles una herramienta a los subastadores para que puedan clasificar la merluza de pincho objetivamente», recogió Efe. Ese instrumentales un sensor de luz que, al incidir en el cuerpo del pescado, sin necesidad de manipularlo, refleja otra luz que se envía a un programa capaz de interpretar su frescura y otorgar la categoría que le corresponda en función de su estado, detalló Olabarrieta.
Se trata, además, de sensores muy rápidos, que clasifican en cuestión de escasos minutos el pescado y le asignan la categoría correspondiente. De esta manera, como apuntó el gerente de la rula de Avilés, Ramón Álvarez, se pondrá fin a la subjetividad que supone tener que otorgar una categoría de frescura al producto a través de los sentidos. «Para nosotros significará una revolución, porque no existe ningún mecanismo que pueda hacer eso, y supondría eliminar muchas discusiones que ahora se producen por diferencias de criterio dentro de la propia lonja», explicó Álvarez en la jornada de presentación.
El acto se cerró con una demostración práctica de cómo sería el proceso de clasificación con el sensor de luz. De todos modos, todavía se necesita desarrollar más la tecnología y realizar más pruebas y ensayos. Los promotores también buscan convertir ese sensor en un equipo portátil para que pueda ser manejado por el operario de la lonja de forma práctica. Eso, y hacer que además de la merluza pueda analizar otras especies.
Fuente: La Voz de Galicia