Un equipo de investigadores de Tasmania ha descubierto que las señales de aire comprimido utilizadas comúnmente para la exploración de petróleo en el mar tienen un impacto negativo significativo en las poblaciones de zooplancton, en las que causan un aumento de mortalidad del 18 % al 40-60 %.
Los científicos, del Instituto de Estudios Marinos y Antárticos (IMAS) y del Centro de Ciencia y Tecnología Marinas (CMST) de la Universidad Curtin, estudiaron el impacto de las prospecciones sísmicas comerciales en poblaciones de zooplancton realizando pruebas con cañones sísmicos frente a la costa sur de Tasmania.
En el marco de esta nueva investigación, cuyos resultados se publicaron en la revista científica Nature Nature Ecology and Evolution, se observaron impactos hasta el límite de un área de 1,2 kilómetros estudiada, un rango 100 veces mayor que el del impacto previamente asumido de 10 metros. Se comprobó que todas las larvas de krill en esta área murieron después del paso del arma de aire.
“El zooplancton sostiene la salud y la productividad de los ecosistemas marinos globales, y lo que esta investigación ha demostrado es que las prospecciones sísmicas comerciales podrían causar una perturbación importante a sus niveles de población”, señala el autor principal del estudio, Robert McCauley, profesor adjunto de la Universidad Curtin y CMST.
Jayson Semmens, profesor adjunto del IMAS y coautor de la investigación, explicó que una serie de líneas de sonar perpendiculares a la línea del cañón de aire fueron monitoreadas antes e inmediatamente después del lanzamiento del cañón de aire.
“Estos sonares ‘fotografiaron’ el zooplancton, y mostraron una baja presencia de zooplancton a partir de los 15 minutos posteriores al pasaje de la pistola de aire, y un gran ‘agujero’ en el zooplancton, evidente 30 minutos después de que pasara la pistola de aire”, detalla.
Este “agujero” o región de baja presencia de zooplancton era simétrica alrededor de la línea del cañón de aire y aumentaba a través del tiempo.
También se analizaron en la misma área los niveles de abundancia de zooplancton vivo y muerto, antes y después de las pruebas de la prospección sísmica.
“Contabilizamos el número de organismos de zooplancton vivos y muertos recogidos en redes usando una técnica especial de tinción, y encontramos había muerto entre dos y tres veces más zooplancton después de las operaciones con pistolas de aire con respecto al recolectado antes”, subraya Semmens.
En opinión de Deborah Steinberg, profesora de ecología del Instituto de Ciencias Marinas de Virginia, que no participó en el estudio, es difícil saber si las pistolas de aire que se emplean en Estados Unidos tendrían los mismos efectos observados en el estudio de Tasmania.
“También es difícil saber por qué el plancton murió en un número tan grande. Es razonable suponer que los resultados tienen implicaciones para otras regiones”, señala Steinberg.
A su juicio, a menudo se establecen normas que requieren paradas de trabajo temporales cuando se detectan ballenas u otros animales protegidos cerca de los barcos de reconocimiento, o cuando se espera que migren a través de la zona. Sin embargo, tales protecciones hacen poco para proteger el plancton, que puede ser omnipresente.
Steinberg insiste en que con menos de estos minúsculos animales en el mar, los peces más grandes, los leones marinos, aves marinas y otros animales silvestres, podrían pasar hambre con más frecuencia, con lo que disminuirían poblaciones y la pesca.
Por su parte, Kristen Monsell, abogada del Centro para la Diversidad Biológica, sostiene que si el Gobierno federal de EE.UU. no analiza los posibles efectos de las pruebas acústicas en el plancton antes de otorgar permisos para el Atlántico, dadas las conclusiones de Tasmania, “esto creará vulnerabilidad legal por su parte”.