La pesca de langostinos en el golfo San Matías generó en lo que va del año alrededor de 135 millones de pesos y más de mil puestos de trabajo, con 7 mil toneladas capturadas, lo que permitió un considerable crecimiento de la actividad pesquera en la provincia de Río Negro.
“El sector pesquero esta en inmejorable condiciones, todos los actores del sector concuerdan con que están en un momento óptimo, hay un movimiento de divisas y esto principalmente es gracias al langostino”, aseguró el subsecretario de Pesca de Río Negro, Jorge Bridi.
Esta actividad económica, nueva en la provincia, en lo que va de 2017 movió alrededor de 135 millones de pesos y generó más de más de mil puestos de trabajo, con la captura de unas 7 mil toneladas, según datos del departamento de Policía de Pesca provincial, que indicó que la pesca de langostinos en el golfo San Matías se quintuplicó en 2016, al alcanzar las 5 mil toneladas.
“En este tipo de especie no se puede cuantificar el volumen, se maneja con dos variables básicamente, es un recurso de ciclo anual, y eso es muy diferente a un pez, porque en el caso de los peces, se establece el volumen y se saca lo que es el recurso produce año a año para tratar de mantener el capital, sacas solo lo que es capaz de producir”, explicó el funcionario.
Al respecto, señaló que “en el caso de de los recursos anuales que nacen y cumplen con todo su ciclo vital, es decir crecen se reproducen, en un mismo año, como el del langostino que se reproduce dos veces en el mismo año, el manejos es muy diferente”.
Los estudios demuestran que el langostino es un especie permanente del golfo San Matías, ya que se estaría reproduciendo en la zona y cumple todo su ciclo vital en estas aguas. Esto genera altas expectativas por el importante valor que ostenta en el mercado y porque son mínimas las posibilidades de sobreexplotación.
“La ley de pesca marítima de Río Negro es diferente a cualquier otra ley marítima de otras provincias o de Nación. En el sentido de que los permisos se dan a las empresas radicadas en la provincia y no a los barcos”, remarcó el subsecretario.
La temporada de pesca se desarrolla entre octubre y mayo y, a pesar de no existir veda, se cuida el recurso evitando su captura durante su época de reproducción.
“Las temporadas se han ido alargando de tres meses en la primera a ocho meses en esta última. Normalmente arrancan en noviembre y terminan a fines de febrero”, precisó Bridi.
Sobre el crecimiento de la especie en la región, Bridi dijo que “las razones del aumento es meramente ambiental, los frentes de mareas, que son los lugares donde se juntan masas de aguas en el océano Atlántico occidental, han cambiado en los últimos años, las zonas de productividad se han corrido y la temperatura del agua ha aumentado”
“Esto ha pasado con varias pesquerías en el mundo y nunca se tiene una explicación clara, pero notoriamente es un cambio ambiental, en una población que pasa un punto critico en el cual el crecimiento pasa a ser de lineal a exponencial”, explicó.
“Ahora el desafío que se nos presentan son el de mejorar la calidad, porque el producto está resultando inferior al del sur, ampliar la capacidad de procesamiento y congelamiento y mejorar la distribución de las ganancias”, completó el subsecretario de pesca.
