Científicos del Laboratorio Marino Plymouth (PML) sugieren que la proporción de peces grandes del Mar del Norte podría llegar a disminuir hasta en un 60 % en algunas áreas, a medida que se desarrolla el cambio climático.
Además, sostienen que los efectos de las aguas más cálidas y la acidificación de los océanos podría llevar a que los objetivos de gestión pesquera propuestos sobre la base del tamaño de los peces sean inalcanzables si no se consideran los efectos del cambio ambiental.
Mediante el uso de técnicas de modelado de última generación y la comparación con resultados de investigaciones en el mundo real, los científicos demostraron que pueden simular cómo está cambiando el tamaño de los peces en nuestro entorno marino, bajo las presiones de la pesca y los factores ambientales.
El desarrollo de este tipo de modelos que combinan indicadores importantes y cambios ambientales puede contribuir a un uso sostenible de las poblaciones explotadas, al ayudar a los responsables de las políticas a considerar la manera en que las poblaciones silvestres se ven afectadas por los océanos cambiantes, que serán más cálidos y ácidos en el futuro.
Los indicadores basados en el tamaño de los peces son ampliamente utilizados para el estudio y manejo de las poblaciones silvestres explotadas por la pesca comercial. Un ejemplo de ellos es el Indicador de Peces Grandes (LFI), que determina la biomasa de peces de un cierto tamaño en una comunidad y se emplea para proporcionar información para elaborar políticas y orientar a la industria pesquera.
Pero aunque su uso está muy extendido, estos tipos de indicadores no se han utilizado previamente junto con las predicciones de las condiciones futuras acordes con el cambio climático previsto. El tamaño de los peces refleja de cerca el medio ambiente, y un mundo en calentamiento modificará las condiciones en las que viven los peces.
Se ha sugerido que el aumento de las temperaturas del agua en el Mar del Norte, por ejemplo, está reduciendo el tamaño de los peces de especies clave. Al modelar las poblaciones de peces del Mar del Norte junto con las predicciones de escenarios de cambio climático para los LFI, los científicos han logrado demostrar cómo el cambio climático puede afectar a las comunidades de peces y lo que puede significar para las pesquerías.
“En las aguas del Reino Unido y Europa, como en muchas otras regiones del mundo, las poblaciones de peces están respondiendo muy claramente a condiciones oceánicas más cálidas, exhibiendo tamaños individuales más pequeños junto con otros procesos evolutivos más complejos”, explica la autora principal del estudio, la Dra. Ana Queiros, del Grupo de Ecología Marina y Biodiversidad del PML.
Los investigadores destacan que la modelización del clima ha evolucionado tanto que es posible simular la manera en que están sucediendo estos cambios. Los objetivos de las políticas que regulan la industria pesquera ya tienen en cuenta los estrictos consejos científicos, pero estas recomendaciones raramente toma en cuenta cómo es el clima y cómo seguirá afectando a las poblaciones silvestres.
“Los modelos, como los que producimos, se pueden utilizar para explorar cómo se pueden tener en cuenta los impactos ambientales sobre el tamaño de los peces dentro del establecimiento de objetivos de políticas en el futuro. Sin esta consideración, estos objetivos pueden ser inalcanzables y ejercer una presión indebida sobre los medios de subsistencia dependientes de la pesca”, explica la Dra. Queiros.
En opinión del coautor Dr. Christopher Lynam, del Centro de Ciencias del Medio Ambiente, Pesca y Acuicultura, este estudio es un paso importante hacia el desarrollo de objetivos de gestión a largo plazo. Es importante tener en cuenta el cambio climático a través de escalas de tiempo multidecenales y, al considerar los impactos probables sobre los ecosistemas, es posible comprender mejor las consecuencias de las actividades del hombre y la idoneidad de los planes de manejo.
“El trabajo de seguimiento podría ayudar a comprender mejor cómo estas presiones interactúan e impactan en los ecosistemas, y mejorar nuestras evaluaciones de la biodiversidad marina”, subraya Lynam.